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martes, 14 de noviembre de 2017

COMO RESPONDE TU CORAZON A LAS DEMANDAS DE OXÍGENO EN EL EJERCICIO






Aunque existen diferencias en la forma de comportarse el corazón en una sesión de ejercicio físico, existen unas constantes que forman un modelo por el que se puede actualmente simular en una aplicación informática y nos predice cual va a ser el comportamiento de nuestro corazón si lo sometemos al ejercicio.
La presión sanguínea y los latidos dependen de muchos factores tales como el estado fisiológico de la persona (joven, viejo, embarazada, enferma, con fiebre, etc.) de las condiciones climáticas (frio, calor, humedad), del grado de entrenamiento o sedentarismo, del tiempo que dura el ejercicio, de las reservas energéticas ( principalmente de glucógeno) de la persona, etc.
Cuando empezamos hacer ejercicio se van desencadenando una serie de acciones fisiológicas producto de millones de años de evolución, parecidas a las de los demás mamíferos.

Sistema muscular:
En los primeros segundos se utilizan las reservas de fosfocreatina de los músculos, y a continuación la hidrolisis de glucosa sin oxígeno durante unos minutos, hasta que se activa la oxidación en las mitocondrias.
El músculo emite señales para activar la demanda  de oxígeno para oxidar más glucosa y ácidos grasos que le permitan obtener energía para el movimiento.
Se pone en funcionamiento el transporte, por los micro-túbulos (de las fibras musculares), de los substratos que serán oxidados en las mitocondrias.
Según incrementamos las necesidades de energía, por la intensidad del ejercicio, se va produciendo una situación de hipoxia (falta oxigeno)  por lo que se incrementa la cadencia respiratoria y los latidos del corazón.
Si seguimos incrementando la potencia se entra en metabolismo anaeróbico, pues la oxidación no basta para cubrir las necesidades de energía muscular.
Si la situación continua con ejercicio extenuante se producen las proteínas de choque térmico y el factor de necrosis tumoral, para destruir las células lesionadas por estrés oxidativo y micro-lesiones.

Cerebro y Sistema endocrino:
El cerebro envía las órdenes del movimiento a los músculos, y activa el sistema de alerta y concentración en la labor del movimiento. 
El cerebro también  emite hormonas (adrenalina, tiroidea, somatropina, hormonas del crecimiento, hormonas de la familia de la Insulina, etc.) y activa el sistema nervioso simpático para que el corazón empiece a bombear más sangre, los pulmones envíen más oxígeno y los músculos puedan fabricar más energía.
Una hora de ejercicio activa más funciones cerebrales que una hora de sodoku.
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Sistema respiratorio:
Los pulmones envían más oxígeno y retiran el anhídrido carbónico mejorando la saturación pulmonar.
El exceso de oxigeno consumido y las reacciones de oxidación de glucosa y grasas produce más radicales libres que activan la respuesta inflamatoria y antioxidante del organismo.
Las arterias y las venas conducen la sangre al corazón más efectivamente para aumentar el gasto cardiaco.
Si el ejercicio es intenso y se pasa el umbral anaeróbico, sube la producción de ácido láctico en los músculos y se ponen en marcha los mecanismos para evitar la acidosis:
Liberación del bicarbonato, Aumento de la ventilación para eliminar el CO2 producido, Conversión del lactato en piruvato para oxidarlo y para formar glucosa en el hígado.
Con la practica continuada del entrenamiento se producen adaptaciones fisiológicas para utilizar mejor la energía.
Durante los últimos años, los pulsómetros se han hecho muy populares, no solo entre los profesionales del deporte, sino también entre aficionados. Estos dispositivos muestran la evolución temporal de los latidos durante una sesión de entrenamiento, pero no ofrecen demasiada información sobre la condición cardiovascular de la persona y los cambios sufridos con el entrenamiento. 
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Para ello, se han desarrollado modelos matemáticos que permiten simular y predecir la respuesta del ritmo cardiaco durante el ejercicio y su posterior recuperación. Estos caracterizan la condición cardiovascular y hacen posible analizar de una manera más científica la efectividad de un periodo de entrenamiento o de un programa de rehabilitación. Con dichos modelos se puede predecir cómo responderá el corazón de una persona a cualquier tipo de ejercicio.
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El análisis y modelado de este fenómeno fisiológico se ha convertido en un área de investigación de gran interés, con aplicaciones a la fisiología, al control del peso, a las metodologías de entrenamiento, a la competición deportiva, a la rehabilitación y, en general, a la salud.
Para construir el modelo, se han de tener en cuenta los factores que afectan al ritmo cardiaco durante el ejercicio. Se establece que el ritmo cardiaco es una función que depende de la intensidad del ejercicio y la condición cardiovascular del individuo. Se supone que otras cuestiones, se mantienen constantes.
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Los nuevos modelos, diseñados por matemáticos en colaboración con médicos y científicos de los deportes, se ajustan a los datos obtenidos midiendo la respuesta de una persona al ejercicio de intensidad constante.
A partir de ello, se calculan sus parámetros, y se describe la respuesta cardiaca como un sistema dinámico, es decir, que evoluciona a lo largo tiempo, en el que las variables son la intensidad del ejercicio y la fatiga (la cantidad de lactato en sangre).
Con estas herramientas, se pueden hacer simulaciones para cualquier intensidad de ejercicio, constante o variable a lo largo del tiempo, y así obtener predicciones de la respuesta cardiaca de cada individuo para ejercicios a intensidades de las que no se disponen datos.
Referencias:
María S. Zakynthinaki es investigadora de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Creta, Grecia. https://elpais.com/elpais/2017/11/02/ciencia/1509638275_339417.html
A model of oxygen uptake kinetics in response to exercise: Including a means of calculating oxygen demand/deficit/debt.  https://link.springer.com/article/10.1016/j.bulm.2004.12.005

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