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Llega el otoño y nos lanzamos a la pista, al carril bici o a
la montaña; a veces sin estar en forma. Es aconsejable para los mayores hacerse
un chequeo médico y para todos es importante saber cómo pautar el entrenamiento
físico.
El hacer más volumen de ejercicio y de más intensidad no
siempre garantiza tener mejores arterias que nos protejan de la enfermedad
cardio vascular (ECV), sobre todo si no
se tiene un sistema inmunitario fuerte que neutralice la inflamación y estrés
oxidativo que se producen durante el ejercicio extenuante, en las personas poco
entrenadas.
Este puede ser el caso de personas con patologías (diabetes, obesidad, hipertensión, etc. ) o en personas mayores, sobre todo hombres de raza caucásica; por lo cual deberían empezar con ejercicio moderado y bien pautado por un especialista.
Este puede ser el caso de personas con patologías (diabetes, obesidad, hipertensión, etc. ) o en personas mayores, sobre todo hombres de raza caucásica; por lo cual deberían empezar con ejercicio moderado y bien pautado por un especialista.
Para estas personas es mejor hacer el ejercicio recomendado
de 150 minutos de caminar rápido o de 75 minutos de correr a la semana. Así como varios días
ejercicios de fuerza y de flexibilidad.
La arteriosclerosis y la hipertensión arterial son factores
de riesgo de las enfermedades cardiovasculares , junto con el síndrome
metabólico, la diabetes y obesidad. Estos factores de riesgo que antes
aparecían en los adultos y en los mayores, actualmente están apareciendo en los
jóvenes.
El ejercicio regular además de ser beneficioso en combatir
las enfermedades crónicas se considera eficaz en la prevención de depresiones
leves. Durante el ejercicio prolongado el cerebro libera hormonas (adrenalina,
hormona del crecimiento, cortisol, testosterona, etc.) y el sistema inmune y los
músculos liberan factores de crecimiento e interleuquinas como la IL-6 y otras;
todos ellos serían los responsables de movilizar los substratos energéticos,
aumentar las pulsaciones del corazón, inicio de procesos inflamatorios y
antiinflamatorios.
Asi pues el ejercicio moviliza todos los sistemas corporales: respiratorio, hígado, adiposo, cardiovascular, inmune y sistema nervioso; para obtener en general efectos beneficiosos y si se abusa no tan beneficiosos.
Asi pues el ejercicio moviliza todos los sistemas corporales: respiratorio, hígado, adiposo, cardiovascular, inmune y sistema nervioso; para obtener en general efectos beneficiosos y si se abusa no tan beneficiosos.
Durante el ejercicio intenso se producen microlesiones
musculares y se produce inflamación transitoria y exceso de radicales libres,
por lo que se liberan moléculas que atraen a los leucocitos neutrófilos, se
produce vasodilatación y adhesión de los leucocitos al endotelio de las
arterias, lo que junto con el colesterol LDL oxidado produce las placas de
ateroma. Los macrófagos migran al lugar de la lesión fagocitan los desechos de
la lesión y producen citoquinas que desencadenan la respuesta inmune
inflamatoria y de reparación de la zona dañada.
Todo lo anterior muestra la importancia de la respuesta
inmunitaria y en particular el papel de las interleuquinas (IL) en ciertos
tipos de ejercicio. Por ejemplo la interleuquinas IL-6 generada durante el
ejercicio tanto vigoroso como durante el ejercicio moderado, induce la
disponibilidad de sustratos energéticos dentro del músculo, inhibe el apetito y
son reguladores del balance energético a largo plazo, y son anoréxicos en
situaciones de infección y cáncer. En el sistema inmune la IL-6 actúa
induciendo la producción de otras interleuquinas anti-inflamatorias (IL-1 ra,
IL-10) que disminuyen los niveles de –inflamación; con lo cual el resultado es
que ejercicio puede actuar como factor beneficioso en enfermedades crónicas que
generan un bajo grado de inflamación sistémica (obesidad, diabetes, hipertensión,
aterosclerosis).
Una buena dieta con antioxidantes producen protección en
contra de las lesiones del miocardio.
Por ello es tan importante tanto la herencia genética, como
la dieta y el hacer ejercicio para mantener la salud cardiovascular.
Según un estudio, tanto la actividad física total como las
actividades vigorosas mostraron las mayores reducciones en el riesgo de ECV.
Las actividades moderadas y ligeras, que pueden medirse con menos precisión,
mostraron efectos menores. La asociación entre la actividad física y un riesgo
reducido de ECV también se extiende a los hombres con múltiples factores de
riesgo coronario.
En un estudio reciente para evaluar las trayectorias de la actividad física (AF) durante 25 años desde jóvenes hasta la edad media y evaluar la prevalencia de la calcificación de la arteria coronaria (CAC), se vió que el exceso de actividad física no beneficia a todo el mundo. Los hombre de raza caucásica a mayor actividad física tenía las arterias mas calcificadas.
Este estudio incluye 3175 participantes en el estudio de
Desarrollo de Riesgo de la Arteria Coronaria en Adultos Jóvenes (CARDIA).
Y los que hacían más ejercicio del recomendado tenían un 27%
más de calcificación CAC que los que hacían menos ejercicio del recomendado.
Los participantes de raza blanca que hacían más ejercicio
del recomendado tenían un 80% más de calcificación CAC que los que hacían el
ejercicio del recomendado.
Pero el tener la arterias coronaria mas calcicicada CAC no significa mas riesgo d enfermedad coronaria o infarto, dado que para ello es necesario que se rompa la placa arteriosclerótica y se formen trombos. Curiosamente mayor actividad fisica implica mayor CAC pero menor ruptura de placa y menor muerte por ECV.
Pero el tener la arterias coronaria mas calcicicada CAC no significa mas riesgo d enfermedad coronaria o infarto, dado que para ello es necesario que se rompa la placa arteriosclerótica y se formen trombos. Curiosamente mayor actividad fisica implica mayor CAC pero menor ruptura de placa y menor muerte por ECV.
En resumen las personas de raza blanca que hacían demasiado
ejercicio durante más de 25 años tenían mayores probabilidades de desarrollar
aterosclerosis subclínica coronaria a mediana edad, pero no necesariamente mayor enfermedad cardiovascular.
Referencias:
1. Physical activity and coronary heart
disease in men: The Harvard Alumni Health Study.
Sesso HD, Paffenbarger RS Jr, Lee IM.
Department of Epidemiology, Harvard School of Public Health, Boston, MA,
USA. hsesso@hsph.harvard.edu
2. Mayo Clin Proc. 2017 Oct 13. pii:
S0025-6196(17)30577-3. doi: 10.1016/j.mayocp.2017.07.016. [Epub ahead of print]
3. 25-Year Physical Activity
Trajectories and Development of Subclinical Coronary Artery Disease as Measured
by Coronary Artery Calcium: The Coronary Artery Risk Development in Young
Adults (CARDIA) Study. Laddu DR1, Rana JS2, Murillo R3, Sorel ME4, Quesenberry
CP Jr4, Allen NB5, Gabriel KP6, Carnethon MR5, Liu K5, Reis JP7, Lloyd-Jones
D5, Carr JJ8, Sidney S4.
1 comentario:
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