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jueves, 23 de marzo de 2017

DEMASIADOS MITOS EN LA ALIMENTACION DEL DEPORTISTA





El ejercicio fisico conlleva un gasto energético. La energía no se almacena por lo que que el cuerpo la genera utilizando principalmente las grasas (acidos grasos) y los hidratos de carbono (transformados en glucosa). 
Las grasas se pueden almacenar en cantidad considerable en el tejido adiposo, pero la glucosa tiene mayores limitaciones para almacenarse y lo hace en forma de glucógeno muscular y hepático. Esas reservas de glucógeno las utilizan los organos del cuerpo  (el cerebro principalmente) mientras estamos en ayunas, por ejemplo.
Las reservas de glucógeno son pues el factor limitante para que el cuerpo genere el trabajo muscular. Un deportista que tenga a tope las reservas de glucógeno al comienzo de la competición podrá desarrollar más potencia durante más tiempo de competición.  El entrenamiento y la alimentación del deportista tienen como objetivo conseguir que se puedan aumentar esas reservas y que se puedan utilizar de forma mas eficiente. Y ello se consigue de forma progresiva despues de muchas horas de entrenameiento (no hay milagros que suplanten a un buen entrenamiento).

Pero las adaptaciones producidas por el entrenamiento tienen un límite y dependen de una buena recuperación y de los genes de cada uno. Si la recuperación no se hace correctamente tiene lugar el fenómeno de sobre-entrenamiento (mas cansancio y menos rendimiento) y mas dolor y la lesión. 

Dichas adaptaciones fisiológicas en gran parte están relacionadas con el metabolismo energético, y tienen como resultado la producción de mayor cantidad de energía durante la competición y de forma mas eficiente.

Las reservas de glucógeno se consumen a velocidad creciente con la intensidad del ejercicio y duran aproximadamente unos 90 min. a 60%-80% de VO2 max, o bien unos 30 min. a 90%-130% de VO2 max.
El entrenamiento produce adaptaciones fisiológicas lo que permiten menor utilización de los HdeC (reservarlos durante mas tiempo), menor consumo de oxígeno, mayor capacidad oxidativa, mayor resistencia, menor inflamación y menor fatiga. La mejora en la producción de energía aeróbica se consigue aumentando la expresión de los genes adecuados para tener mas mitocondrias y que estas sean mas grandes y nos permitan oxidar mas cantidad de sustrato (ácidos grasos y glucosa) por unidad de tiempo.

El tener altas las reservas de glucógeno se debe a una buena temporada de entrenamiento y a la alimentación adecuada, y no dependen de tomar suplementos alimenticios o de seguir dietas milagro.

La publicidad de suplementos deportivos, las revistas especializadas y el clásico entorno de los gimnasios nos ha hecho creer que el deportista, ya sea amateur o profesional, ha de comer diferente que el resto de la humanidad. 
A pesar de lo extendido de esta idea lo cierto es que, en esencia, se trata de un grandísimo error. 
Sin ir más lejos el American College of Sports Medicine defiende junto con las asociaciones americana y canadiense de dietética en un documento de posicionamiento que “la alimentación de los deportistas no debe ser sustancialmente diferente de aquella recomendada para la población general”.
En este artículo no se pretende dar consejo personalizado a todos aquellos deportistas de diversas disciplinas deportivas que buscan en la alimentación, nutrición o suplementación una especie de piedra filosofal que les ayude a superar sus retos personales. Al contrario: solo se intenta poner un poco de cordura en un terreno especialmente abonado para la superchería científica en base a alegaciones milagrosas, promesas complacientes y pócimas secretas.

Mantenerse activo mejora tu pronóstico de salud. La OMS sostiene que las personas inactivas tienen entre un 20 y un 30% más de probabilidades de morir de forma prematura frente a aquellos que hacen al menos 150 minutos a la semana de actividad física moderada. En la misma línea, un interesante estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet estima que la inactividad física es causa, en todo el mundo, del 6% de las enfermedades coronarias, el 7% de las diabetes de tipo 2, el 10% de los cánceres de mama y otro 10% de los cánceres de colon.
Es posible que en estas circunstancias también te hayas preguntado por el papel de la alimentación en tu salud, rendimiento o a la hora de cumplir metas deportivas. Y haces bien. Por el lado de la salud, es probable que esa enhorabuena por hacer ejercicio sea doble: está bien contrastado que quien hace ejercicio, por lo general, suele comer mejor que la población inactiva. 

Vayamos con el rendimiento, en el que también está bien asumido que la dieta desempeña un papel crucial. Importante, pero no único: ese rendimiento se va a ver afectado por múltiples elementos –personales (genéticos), relativos al entrenamiento, socioeconómicos y ambientales– tan importantes, o más, que la alimentación aislada. 

El dietista-nutricionista Julio Basulto, uno de los profesionales de este terreno más reconocidos en España –y autor junto a Juanjo Cáceres del recomendable libro Comer y correr– lo tiene bien claro: “Lo primero que llama la atención en el bonito mundo de la alimentación y de los complementos dietéticos ligados al mundo deportivo es que se trata de una cuestión atrozmente compleja. Todo tiene que estar embebido de algo bioquímico, inmunológico, insulínico, gluconeogénico, fitoquímico, polifenólico, neurológico, proteínico, aminoacídico, enzimático, hidrolítico, metabólico, catabólico, anabólico… e hiperbólico”. Es decir, en este terreno es habitual el uso una serie de términos que, bien empleados, son habituales en el mundo académico de las ciencias de la salud; pero que se convierten en moneda de uso corriente en la jerga cientifista de monitores de gimnasio y otros arribistas de la venta suplementadora.
Resulta imposible abordar en un artículo de estas características todos y cada uno de los conceptos buenrollistas que rodean el mundo de la nutrición deportiva; pero desgranaremos algunos de los más recurrentes.
  • La ventana anabólica: este concepto plantea la importancia de incluir determinados nutrientes –especialmente proteínas e hidratos de carbono– en estrechas "ventanas temporales" antes, durante y principalmente después del ejercicio, con el fin de propiciar la reconstrucción del tejido muscular dañado y restaurar las reservas de energía. Se trataría de una estrategia que aunaría nutrición y entrenamiento de modo indivisible, todo ello para ayudar a mejorar tanto la composición corporal como el rendimiento deportivo y reducir el tiempo de recuperación.
Sin embargo, a pesar de su extensa popularización en las dos últimas décadas y de poder encontrar decenas de estudios publicados poniendo en alza las virtudes de la "ventana anabólica", lo cierto es que sus supuestos beneficios no están del todo claros. De hecho, un reciente ensayo reniega, con todas las letras, del concepto: “Nuestros hallazgos refutan la existencia de una estrecha ventana posterior al ejercicio anabólico con el fin de maximizar la respuesta muscular; en su lugar se apoya la teoría de que el intervalo para la ingesta de proteínas puede ser tan amplio como varias horas o tal vez más después del entrenamiento en base a la comida anterior al entrenamiento”.
  • Aminoácidos de cadena ramificada: muy en relación con el anterior concepto –son una especie de común denominador en el uso de la famosa ventana– hace referencia a una clase de aminoácidos esenciales con un radical alifático, entre los que destacan la leucina, la isolueucina y la valina. Explicado de forma muy breve y gráfica, los aminoácidos en general serían las cuentas con las que se construyen los collares de proteínas. A los ramificados, además se les atribuye con bastante fundamento la regulación de la síntesis y degradación de proteínas. Al mismo tiempo, pueden ser utilizados llegado el momento para aportar energía por vía anaeróbica.

    Pero la utilidad de suplementos a base de aminoácidos de cadena ramificada o de cualquier otro tipo de aminoácidos o proteínas está, por decirlo de forma sutil, en entredicho. Al menos cuando se compara esta suplementación con la inclusión de esas proteínas en forma de comida en la dieta habitual. Así lo pone de manifiesto
    este reciente estudio de revisión cuando concluye que la ingesta total de proteína diaria tiene más peso en el efecto a largo plazo que el momento de la administración (la famosa ‘ventana’) o la calidad de dicha proteína. Aunque admite una posible e importante variabilidad interpersonal en este tipo de estrategias, un dato que ya nos debería hacer sospechar, al menos, ante cualquier discurso totalizador y generalista sobre la bondad de este tipo de suplementos.
  • Por esta razón el manual Nutrición y Dietética Clínica aconseja procurar cubrir nuestras necesidades proteicas a partir de una dieta adecuada cuando se hace ejercicio.
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  • Bebidas de reposición: llegamos a una cuestión sensiblemente diferente de las anteriores, ya que está más que contrastado que los factores que más contribuyen al desarrollo de fatiga durante el ejercicio y al retraso en la recuperación son la disminución de los hidratos de carbono almacenados en forma de glucógeno en el organismo, y la aparición de cierta deshidratación fruto de la pérdida de agua y electrolitos a través el sudor. Pero tampoco en este campo es necesario caer en la complacencia cientifista para hacer las cosas bien. Según el Documento De Consenso De La Federación Española De Medicina Del Deporte Sobre Bebidas Para El Deportista. Composición y Pautas De Reposición De Líquidos, “en general una dieta equilibrada y una correcta hidratación son la base para cubrir los requerimientos nutricionales en la mayoría de las personas que hacen deporte”, haciendo un especial llamamiento a las diferentes condiciones ambientales, personales y de cada disciplina deportiva que condicionarán esas necesidades particulares. 
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  • Así, toda bebida de reposición debería cumplir tres objetivos elementales:
    • 1º Aportar hidratos de carbono que mantengan una concentración adecuada de glucosa en sangre y retrasen el agotamiento de los depósitos de glucógeno (en pruebas o entrenamientos que se prolonguen durante un tiempo significativo);
    • 2º reponer los electrolitos, sobre todo el sodio y,
    • 3º la reposición hídrica para evitar la deshidratación.
  • Sin embargo, el entorno del deportista, ya sea aficionado o profesional, abundan las martingalas reponedoras prometiendo recuperaciones pseudomilagrosas con nombres tan sugerentes como hydrofuel, go-fuel, topfuel, y otras más en el que el tema “fuel” es un sospechoso habitual.

    La descontextualización máxima en este terreno lo tenemos en
    la cerveza, en especial con la reciente comercialización de una, pretendida, variante isotónica. Pero no, la cerveza no es una bebida de reposición. Tampoco la autodenominada isotónica. Matizamos el tema porque este producto ha motivado que la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (OMC) cierren filas ante este despropósito. Por ello ambas entidades han firmado de forma conjunta un documento poniendo de vuelta y media la supuesta cerveza isotónica, y ya que estaban, dar un repaso al tema de plantear la cerveza como una pretendida bebida de reposición y a la situación de desprotección que sufren los deportistas en estas cuestiones.
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  • Colágeno: dejando en el tintero decenas de suplementos (equinacea, glutamina, selenio, espirulina, ginseng, picolinato de cromo, hidroximetilbutirato, vitaminas varias y otros compuestos de nombre aún más exótico e impronunciable) no me resisto a comentar la jugada de uno de los que más pegada comercial está teniendo en los últimos años. Me refiero a los suplementos de colágeno, en sus diversas variantes o combinado con otras sustancias (la más clásica el magnesio). El colágeno es una proteína y como tal, una vez ingerida con los alimentos, o suplementos, es troceada en sus partes constituyentes –los aminoácidos– para que estos y no la proteína sean absorbidos uno a uno en la mayor parte de los casos.


  • Usa el sentido común
Es imprescindible acabar el artículo tal y como se empezó, haciendo un llamamiento a la racionalidad.
Por último, y en el terreno estrictamente de los suplementos y las ayudas ergogénicas conviene recordar las dos reglas básicas del profesor Ronald Maughan, miembro condecorado del American College of Sports Medicine entre otros muchos méritos, un reconocido profesional en este ámbito que ha consagrado gran parte de su vida al tema del rendimiento deportivo, el uso de suplementos y la lucha contra el dopaje:
1ª Regla: Si el suplemento funciona, probablemente esté prohibido
2ª Regla: Si el suplemento no está prohibido, probablemente no funcione.
Extraído de Juan Revenda, el Pais
http://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/03/14/articulo/1489527521_989939.html

1 comentario:

Dose Pharmacy dijo...

Thank you for providing such a valuable information and thanks for sharing this matter.