Neuroimagen sagital del cerebro humano mostrando en color amarillo la
circunvolución cingulada anterior, un área que ha sido relacionada con la
orientación ideológica de las personas. /
Geoff B Hall
Como todo en la vida es cuestión de genes y de educación y vivencias
familiares. Así ha quedado de manifiesto en estudios con gemelos.
La oxitocina nos une como grupo, como familia, como tribu y como nación. Y
es fundamental en situaciones catastróficas para obtener la solidaridad de los
demás. Es una hormona segregada en el hipotálamo cerebral, que además regula el
hambre, el sueño, la sed, la temperatura corporal, la libido, etc.
La circunvolución cingulada anterior, nos ayuda a responder, en caso de
alarma biológica, a situaciones en las que lo que razonamos no coincide con lo
que sentimos. Las personas mas abiertas, flexibles y liberales tienen mas
sustancia gris lo que les permite utilizar el razonamiento en casos de
frustración o estrés.
Las personas mas conservadoras tienen mas actividad cerebral en la amigdala
y reaccionan mas emocionalmente que racionalmente.
El cerebro humano es un órgano anatómica y fisiológicamente plástico y pocas
cosas tienen más fuerza que la educación para cambiarlo y modularlo
El lugar de nacimiento, la clase social, la familia y el ambiente en que nos
criamos, los maestros y los amigos que tenemos, las experiencias vividas, todo
eso, es decir, todo lo que forma parte de la educación recibida, es lo que
muchos ciudadanos pueden alegar con razón ante la pregunta de qué es lo que nos
hace ser de derechas o de izquierdas.
Ciertamente, el cerebro humano es un
órgano anatómica y fisiológicamente plástico y pocas cosas tienen más fuerza
que la educación para cambiarlo y modularlo.
Si la educación no cambiase las neuronas, su influencia en nuestras vidas
sería nula o residual. Particularmente en la infancia y la adolescencia, las
experiencias que tenemos y las ideas que nos llegan pueden calar con tanta
fuerza y profundidad en nuestros sistemas de representación cerebral como para
persistir en ellos toda la vida pues son permanentemente reforzadas por las
conductas e interacciones sociales a las que esas mismas representaciones nos
incitan, especialmente cuando se expresan como sentimientos.
Pero, ¿son todos
los cerebros iguales a la hora de ser influidos y modelados por la educación?
Para tratar de responder a estas preguntas nos vamos a referir a los
estudios que abordan la misma problemática refiriéndose a la dicotomía liberales/conservadores,
no coincidente con la de izquierda/derecha, pues de esta última no conocemos
estudios científicos relacionados con el cerebro
1. En 2007, un
equipo de investigadores de las universidades de Nueva York y California
realizó
un trabajo experimental, publicado en la prestigiosa
revista
Nature Neuroscience, que mostró, mediante potenciales
eléctricos evocados e imágenes de resonancia magnética funcional, que en
situaciones de conflicto las personas políticamente liberales presentan más
actividad que las políticamente conservadoras en la circunvolución cingulada
anterior, una región del lóbulo temporal del cerebro caracterizada, entre otras
funciones, por responder, cual alarma biológica, a situaciones en las que lo
que razonamos no coincide con lo que sentimos.
De ese modo, los investigadores concluyeron que frente a las situaciones
nuevas que requieren modificar los comportamientos habituales los liberales
tienen más sensibilidad neurocognitiva que los conservadores. Asimismo, de esos
datos dedujeron que la menor sensibilidad neurocognitiva de los conservadores
en tales situaciones podría explicar su más estructurado y persistente
comportamiento.
Posteriormente, en 2011, un estudio de investigadores del University College
de Londres, también con neuroimágenes de resonancia magnética, mostró que los
liberales tenían un mayor volumen de sustancia gris, es decir, de neuronas, en
dicha región cerebral, la circunvolución cingulada anterior, mientras que los
conservadores superaban a los liberales en el volumen de esa misma sustancia en
la amígdala, una estructura del cerebro emocional. No obstante, falta
determinar si esas diferencias cerebrales son o no las causantes de las
orientaciones políticas de las personas.
Otros trabajos han mostrado que las reacciones fisiológicas que muestran las
personas ante imágenes amenazantes o sonidos repentinos de alta intensidad
pueden relacionarse también con sus posiciones ideológicas. Concretamente, las
personas que reaccionan con mayor sensibilidad ante ese tipo de estímulos,
medida su sensibilidad por los cambios en la conductancia eléctrica de su piel
o por la fuerza de su parpadeo, suelen ser también personas más favorables a
legalizar la posesión de armas o la pena de muerte que aquellas otras personas
que presentan menos sensibilidad de ese tipo.
La influencia de las hormonas sobre la ideología y las actitudes políticas
también ha merecido estudios.
En ellos no podía faltar la popularísima
oxitocina, hormona segregada en el hipotálamo cerebral y considerada promotora
de la empatía y de los lazos afectivos entre las personas.
Curiosamente, o
consecuentemente, según se mire, un estudio mostró que las inhalaciones nasales
de esa hormona hicieron que un grupo de ciudadanos holandeses respondieran más
favorablemente a sus compatriotas holandeses que a ciudadanos extranjeros.
Otro
trabajo ha mostrado también que la inhalación de oxitocina es capaz de promover
la tendencia a defender a los tuyos, el llamado altruismo parroquial,
manifestado por el aumento de la confianza y la cooperación con los de tu grupo
sin que aumente al mismo tiempo la desconfianza o el odio hacia las personas de
otros grupos.
En situaciones de conflicto, las personas políticamente
liberales presentan más actividad que las políticamente conservadoras en la
circunvolución cingulada anterior
Hay también una observación curiosa que indica que las personas con altos
niveles de cortisol (la hormona del estrés) son menos proclives a ir a votar
que las que tienen niveles más bajos en sangre de esa hormona.
Según estos datos, el estrés podría ser un factor que disminuye la
participación de los ciudadanos en las elecciones. Ni que decir tiene que
determinados acontecimientos sociales, especialmente los de carácter
traumático, pueden producir movilizaciones importantes, aunque no siempre
permanentes, en la orientación ideológica de las personas. Así ocurrió en
quienes vivieron de cerca el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 en
Nueva York, o también, como comprobamos en
la primera vuelta de sus recientes elecciones, en muchos
franceses, tras los recientes asesinatos de París, pues ambos colectivos se han
desviado hacia posiciones conservadoras.
Los gemelos idénticos, los que comparten el 100% de sus genes, tenían
opiniones políticas similares con más frecuencia que los gemelos fraternales
que solo comparten el 50% de ellos. Como los gemelos suelen crecer en el mismo
ambiente familiar, los genes podrían ser entonces quienes marcan la diferencia
entre ambos tipos de gemelos.
Entre los posibles factores está la reactividad emocional,
es decir, a la fuerza y el enfado de naturaleza congénita con que las personas
respondemos a la contrariedad o la frustración ya desde muy niños
En definitiva, aun aceptando la prioridad de la educación, los datos
disponibles nos hacen creer que hay factores biológicos que predisponen en
alguna medida las orientaciones ideológicas de las personas. De entre esos
posibles factores quien escribe se apunta a la reactividad emocional, es decir,
a la fuerza y el enfado de naturaleza congénita con que las personas respondemos
a la contrariedad o la frustración ya desde muy niños.