Cuanto
más intensivo es el ejercicio menor tiempo se puede mantener debido al
agotamiento muscular. Con el ejercicio de máxima intensidad se consiguen
adaptaciones musculares que no se consiguen con el de intensidad moderada. Por ejemplo,
para correr 100 metros no basta entrenar con intensidad moderada, sino que hay
que entrenar con intensidad máxima. Evidentemente no se puede entrenar muchas
horas a la intensidad máxima. Investigadores comprobaron que si se hace el
ejercicio de forma interválica combinando periodos de intensidad máxima con
recuperaciones cortas a intensidad moderada se obtenían las mismas adaptaciones
musculares sin poner en riesgo la salud o la recuperación del deportista.
Este método interválico (IAT) busca conseguir la adaptación a la acumulación
de ácido láctico en sangre. Lo que lo caracteriza es la "pausa
incompleta", y que se consigue gracias a que la duración de los descansos
es tal que no se alcanza una recuperación completa, total, de manera que la frecuencia
cardiaca en las recuperaciones no desciende demasiado.
Este tipo de trabajo produce hipertrofia en el músculo cardíaco y
un aumento del volumen de eyección sistólica, aumentando las posibilidades
funcionales de los órganos implicados en los esfuerzos, fija movimientos más
exigentes en coordinación, al ser estos más rápidos y más fuertes, y una
adaptación psíquica a las situaciones de cansancio, a seguir entrenando aún en
situaciones de fatiga. El entrenamiento interválico (IAT) produce mayores
cambios en la capacidad de ejercicio que entrenamiento aeróbico tradicional.
Intervalo de formación consiste en ejercicio de alta intensidad (15s a 4
min,> 90% VO2 máx.) seguido de un período de recuperación (40-50% VO2 máx.) de
igual o mayor duración que el intervalo de trabajo asociado. Aunque el efecto
neto es aeróbico, se activan las mitocondrias a mejoras en la capacidad de
ejercicio, la biogénesis mitocondrial, los marcadores enzimáticos asociados al
glicólisis, el metabolismo aeróbico y beta (beta)-oxidación.
Aunque tradicionalmente se considera como una modalidad de
formación para los atletas, un informe reciente ha demostrado que el
entrenamiento interválico es más eficaz que la formación tradicional ejercicio
aeróbico en pacientes de hasta aproximadamente 75 de edad o con baja capacidad
funcional (VO2 máx.< 13 ml / kg / min); por la tolerancia al ejercicio, los
niveles de proteína activadora de la proliferación de peroxisomas, el activador
de cooperación gamma-1alpha (PGC-1 alfa). La erosión en estos mismos marcadores
está presente en poblaciones con prediabetes y T2D. La hipótesis principal es
que el entrenamiento de intervalo proporcionará un estímulo más poderoso para
mejorar la sensibilidad a la insulina que los entrenamientos tradicionales
aeróbicos de intensidad moderada.
El IAT mejora la
carga muscular de glucógeno y disminuye el ácido láctico después de ejercicio
intenso.
El
alcohol no es bueno para la salud y como contiene muchas calorías (7 Kcal. Por gramo)
afecta a la composición corporal aumentando la grasa de los que abusan de él.
Lo mejor es no beber alcohol, pero si se bebe debe de ser de forma moderada
(menos de 2 vasos al día en hombres adultos, o un vaso al día para las
mujeres). Ahora podemos elegir consumir vino o cerveza sin alcohol, lo cual es
mucho mejor.
En un reciente estudio publicado en la revista Nutrients que tenía como objetivo principal determinar los efectos de un programa IAT de 10 semanas (2 días / semana) en las mediciones antropométricas y de composición corporal, y evaluar si esos efectos están influenciados por el consumo moderado de cerveza (al menos 5 días). / semana), o su equivalente en alcohol.
En un reciente estudio publicado en la revista Nutrients que tenía como objetivo principal determinar los efectos de un programa IAT de 10 semanas (2 días / semana) en las mediciones antropométricas y de composición corporal, y evaluar si esos efectos están influenciados por el consumo moderado de cerveza (al menos 5 días). / semana), o su equivalente en alcohol.
Jóvenes (24 ± 6 años) adultos sanos (n = 72, 35 mujeres) se
ofrecieron como voluntarios para un grupo sin entrenamiento (grupo sin
entrenamiento) o para entrenamiento IAT.
Los que van a entrenar eligen si prefieren recibir alcohol o
no. Aquellos que eligieron el alcohol fueron asignados aleatoriamente para
recibir cerveza (5.4%; grupo T-Beer) o la cantidad equivalente de alcohol
(vodka; grupo T-etanol) en agua con gas.
Aquellos que eligieron sin alcohol fueron asignados al azar
para recibir cerveza sin alcohol (0.0%; grupo T-0.0Beer) o agua con gas (grupo
T-Water).
De lunes a viernes, los hombres ingirieron 330 ml de la
bebida con el almuerzo y 330 ml con la cena; las mujeres ingirieron 330 ml con
la cena. Antes y después de la intervención, se midió la antropometría y la
composición corporal, a través de un absorciómetro de rayos X de doble emisión.
No se produjeron cambios en la masa corporal, circunferencia de la cintura,
relación cintura / cadera, tejido adiposo visceral o densidad mineral ósea en
ninguno de los grupos.
Es decir que los activos bebían alcohol, pero con el
ejercicio quemaban más calorías que los sedentarios que no bebían alcohol. El
balance energético era cero
Por el contrario, en todos los grupos de entrenamiento, se
produjeron disminuciones significativas en la masa grasa junto con aumentos en
la masa magra (todos p <0.05). Estos efectos positivos no fueron
influenciados por la ingesta regular de cerveza o alcohol.
Como aconsejan los nutricionistas lo que cuenta no es un
alimento (cerveza o vino) sino el conjunto de la dieta. La dieta mediterránea
es saludable y su secreto está en los
alimentos que la componen: verduras, frutas, cereales, frutos secos (almendras,
nueces, avellanas, piñones), pescado y el aceite de oliva, y no abusar de la
carne, el alcohol y los lácteos. El consumo de vino o cerveza, con moderación.
En conclusión, una ingesta moderada de cerveza no mitiga el
efecto positivo del IAT de 10 semanas sobre la composición corporal en adultos
jóvenes sanos. Pero el alcohol nunca antes ni durante el ejercicio, siempre después.
REFERENCIAS
2.
Church TS, Cheng YJ, Earnest CP, Barlow CE, Gibbons
LW, et al. (2004) Exercise capacity and body composition as predictors of
mortality among men with diabetes. Diabetes
Care 27: 83–88.
3.
Molina-Hidalgo, C.; De-la-O, A.; Jurado-Fasoli, L.;
Amaro-Gahete, F.J.; Castillo, M.J. Beer or Ethanol Effects on the Body
Composition Response to High-Intensity Interval Training. The BEER-HIIT Study. Nutrients 2019, 11, 909.
2 comentarios:
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It was muy pleasure
Thanks
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