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lunes, 20 de enero de 2020

MICROBIOTA Y SALUD



Imagen extraida de: https://es.wikipedia.org/wiki/Bacteri%C3%B3fago  , 

De (Photograph courtesy of Vincent Fischetti and Raymond Schuch, The Rockefeller University.) - Powledge TM: New Antibiotics—Resistance Is Futile. PLoS Biol 2/2/2004: e53. doi:10.1371/journal.pbio.0020053, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1370810

La relación entre alimentación, bacterias intestinales y su influencia en la salud, es uno de los temas más candentes de la medicina actual. Se sabe que la falta de una población saludable de bacterias intestinales compromete nuestra salud, lo que a su vez está relacionado con una dieta poco sana y equilibrada. Pero sobre aún hay muchas lagunas sobre el impacto concreto que los alimentos tienen sobre el microbioma, en parte por la gran complejidad de la flora intestinal.

También el estilo de vida y la práctica regular de ejercicio físico impactan la microbiota.
El ejercicio físico moderado a vigoroso, aumenta la motilidad intestinal, modifica saludablemente la producción y liberación de la bilis, la producción de ácidos grasos de cadena corta, activación inmunoglobulinas, controla el peso y la masa muscular, disminuye inflamación y estrés oxidativo y mejora la sensibilidad a la insulina; todo ello se traduce en el aumento la diversidad de la microbiota.

Por ejemplo, científicos de la Universidad de Jaén han descubierto que tanto el aceite de oliva virgen extra como el ecológico son más eficaces para prevenir las infecciones provocadas por bacterias (como, por ejemplo, la E. coli o la Salmonella) que el aceite de pescado, una grasa presente en alimentos como el pescado azul y a la que se le atribuyen cualidades cardiosaludables. Los resultados mostraron que la tasa de supervivencia de los ratones a los que se había alimentado con una dieta rica en aceite de oliva virgen extra o ecológico era muy superior a la de los ratones alimentados con aceite de pescado. «Ahora nos queda probar la resistencia de los animales frente a otras bacterias y determinar por qué se produce esa supervivencia más alta y qué factores hay implicados».

"Uno de los asuntos que más trae de cabeza a los científicos son los llamados fagos, unos son virus que solo atacan a las bacterias y que se encuentran en el intestino. Cada fago solo ataca un tipo específico de bacteria, lo que significa que tienen la capacidad de influir notablemente en nuestro microbioma y, por lo tanto, en nuestra salud.
Los fagos necesitan bacterias para vivir, por lo que si las bacterias están ausentes, los fagos no sobreviven. Esto significa que cualquier alimento que influya en los fagos puede influir en las bacterias intestinales y viceversa. Por ejemplo, si aumenta la población de un tipo de fago, las bacterias que consumen disminuirán, lo que posiblemente provocará que se multipliquen otras especies de bacterias."

"La mayoría de los fagos en el intestino están presentes en forma latente: su ADN está integrado en el genoma de la bacteria. Son los llamados profagos. Los científicos han identificado ciertos compuestos que provocan que los profagos vuelvan a su forma activa. Cuando esto sucede, cientos de nuevos fagos brotan de la célula bacteriana, matando al huésped y atacando a otras bacterias. Estos compuestos incluyen la salsa de soja, la nicotina y algunos antibióticos, como la ciprofloxacina."

"Un nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad de San Diego se ha propuesto aumentar esta lista y localizar los compuestos de los alimentos que inducen la actividad del fago. Los resultados han sido publicados en la revista Gut Microbes.Los expertos seleccionaron una gama de bacterias comunes en el intestino: Bacteroidetes y Firmicutes. A continuación, seleccionaron 28 compuestos de los alimentos y observaron el crecimiento de bacterias en presencia de cada compuesto específico. De todos ellos, 11 compuestos produjeron niveles de partículas de virus a una velocidad superior a la de los controles, lo que significa que influyeron en la actividad del fago."

"Algunos de los aumentos de fagos más importantes se produjeron en presencia de clavo, propóleos (un compuesto producido por las abejas), uva y el aspartamo, un compuesto que se utiliza como edulcorante. El inductor de profagos más potente fue la estevia, el sustituto del azúcar derivado de plantas. Con algunas especies de cepas bacterianas, la estevia aumentó el número de partículas de virus en más del 400%. "

"Por el contrario, algunos alimentos redujeron el número de partículas virales: ruibarbo, fernet (un tipo de licor italiano), café y orégano.  Otros compuestos que provocaron alteraciones diferentes en el intestino fueron la pasta de dientes, el extracto de semilla de pomelo y la granada.  También, uno de los alimentos antibacterianos más potentes que encontraron fue la salsa de tabasco picante."

Las bacterias del ácido láctico (LAB) son eliminadores de la oxidación e inhibidores efectivos de la inflamación. Las LAB probablemente tienen la capacidad de eliminar proteínas y péptidos AGEs/ALEs de los alimentos antes de su absorción; así, pueden eliminar gluten y carcinógenos de los alimentos.
Finalmente, la fibra de frutas y verduras también tiene efectos saludables. En línea con esto está la observación de que la misma combinación de LAB y de fibra actúan sinérgicamente.

Los yogures y leche ácida en general, tienen propiedades probióticas y fortalecen la flora intestinal y el sistema inmunitario por la presencia de diferentes cepas de Lactobacilo búlgaro (Lactobacillus bulgaricus), del estreptococo Termófilo (Streptococcus thermophilus), lactobacilo Casei (L.Casei); Bifidobacterias (bifidobacterium);  y del Lactobacilo Yoghurti; entre otros.

Cientos de especies diferentes de bacterias, pertenecientes a decenas de géneros diferentes de bacterias, han sido detectadas en cultivos de heces humanas. De ellas hasta la fecha los Lactobacillus y las Bifidobacterias se consideran como las más interesantes para utilizarlas como probióticos; por sus beneficios saludables (por ejemplo, las Bifidobacterias en lactantes) y porque un porcentaje importante de las consumidas en la dieta llegan de forma viable al intestino, para ejercer su acción beneficiosa. Las Bifidobacterias son menos resistentes al oxígeno y al tratamiento térmico.

Los probióticos son microorganismos que estimulan las funciones protectoras del tracto digestivo, también son conocidos como bioterapeuticos, bioprotectores o bioprofilácticos, se utilizan para prevenir las infecciones entéricas y gastrointestinales (Penna FJ. Et al., 1998). 

Para que un microorganismo pueda cumplir con esta función de protección tiene que poseer características tales como: Ser habitante normal del intestino, tener un tiempo corto de reproducción, ser capaz de producir compuestos antimicrobianos y ser estable durante el proceso de producción, comercialización y distribución para que pueda estar vivo en el intestino (Pardio Sedas VT y cols., 1994).

La protección de estos microorganismos se lleva a cabo mediante dos mecanismos: El antagonismo que impide la multiplicación de los patógenos y la producción de toxinas que impiden su acción patogénica. Este antagonismo está dado por la competencia por los nutrientes o los sitios de adhesión. Mediante la inmunomodulación protegen al huésped de las infecciones induciendo a un aumento de la producción Inmunoglobulinas, aumento de la activación de las células mononucleares y de los linfocitos. Las bacterias ácido lácticas pueden colonizar transitoriamente el intestino y sobrevivir durante el tránsito intestinal, además, por su adhesión al epitelio, modifican la respuesta inmune local del hospedador (Schiffin EJ et al.,1997).

Ha sido probado in vitro o in vivo el efecto de los probióticos en estados patológicos como diarreas, vaginitis, infecciones del tracto urinario, desórdenes inmunológicos, intolerancia a la lactosa, hipercolesterolemia y alergia alimentaria (Mombelli B, et al., 2000) (Farland LV. ,2000).

Para mejorar el aporte de nutrientes; a la leche ácida, se le pueden añadir frutas, frutillas del bosque (fresas, frambuesas, arándanos) que proporcionan flavonoides y vitaminas antioxidantes; así como frutos secos (nueces, avellanas) que proporcionan ácidos grasos poli-insaturados (AGP) y vitaminas antioxidantes; o bien se pueden añadir cereales que proporcional HdeC, lípidos, fibra, vitaminas y minerales; todos estos alimentos resultantes son recomendados para prevenir enfermedades cardiovasculares y para potenciar el sistema inmunológico. 
Además de ser saludable el alimento resultante, aumenta su aceptación por los jóvenes, al proporcionar diferentes sabores y texturas que son muy apreciadas por la población en general.

Para que ejerzan sus efectos beneficiosos para la salud estos probióticos se deben tomar regularmente en nuestra dieta (los efectos beneficiosos aparecen a las primeras semanas de su consumo y duran hasta algunas semanas después de dejar de consumirse).

Los científicos creen que estos hallazgos son importantes, porque el microbioma puede influir en nuestra salud física y mental, causando, por ejemplo, inflamación y un aumento del riesgo de cáncer. Por lo tanto, si los científicos pueden averiguar cómo alterar el microbioma de maneras específicas, se podrían eliminar o reducir estos riesgos.

Referencias:


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