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extraída de: https://es.wikipedia.org/wiki/Locus_cer%C3%BAleo#/media/File:Locus-coeruleus.gif
Los enemigos de la memoria son el estrés, el exceso de
cortisol en sangre, la fatiga, la falta de sueño, el aburrimiento, etc.
Los amigos de la memoria son el ejercicio físico, el
sueño reparador, la motivación, la atención, la autoestima y el trabajo
ejercitando la memoria.
La memoria es una función compleja en la que intervienen
muchas áreas cerebrales y depende de la capacidad de crear sinapsis entre redes
neuronales que interconectan las áreas auditivas, visuales, el área frontal, el
locus coeruleus y el hipocampo.
El locus coeruleus es una pequeña parte del tronco cerebral
que libera norepinefrina, el neurotransmisor responsable de la regulación de la
frecuencia cardiaca, la atención, la memoria y la cognición. Sus células o
neuronas envían ramificaciones como los axones a través de gran parte del
cerebro y ayudan a regular la actividad de los vasos sanguíneos. De hecho, su alta interconexión puede hacerlo
más susceptible a los efectos de las toxinas e infecciones en comparación con
otras regiones del cerebro. Parece ser el primer lugar del cerebro afectado por
la enfermedad de Alzheimer (por acumulación de proteína Tau).
Universidad de Stanford que, en un estudio dado a conocer
en Nature Neuroscience, sacaron a relucir que el cerebro de los niños de 7 a 9
años a la hora de solucionar problemas matemáticos se comporta de manera
distinta al cerebro adulto. La clave está en el hipocampo, una región cerebral
en forma de caballito de mar esencial para que la memoria se forme. Mientras
que en los niños es la zona más activa cuando resuelven problemas, al madurar
apenas se activa, y en su lugar lo que entra en acción es el neocórtex
cerebral, formado por seis capas de neuronas, donde el conocimiento matemático
ya está consolidado.
Por otra parte, un estudio noruego del que se hacía eco
Psychological Reports llegó a la conclusión de que lo que nos hace buenos en
mates no es tanto el talento innato sino la práctica. "No existe un gen
matemático", concluían los investigadores, que en sus experimentos
pusieron a prueba cómo se desenvolvían setenta estudiantes de 10 años de edad
en nueve tipos de tareas matemáticas, orales y escritas, abarcando desde sumas
y restas hasta multiplicación mental o entender las manecillas del reloj y el
calendario. Y demostraron que la destreza en cada una se adquiría con
independencia del resto. La única forma de ser realmente unos ases de las
matemáticas, concluían, es practicar.
Sin memoria tendríamos graves problemas, perderíamos nuestra
identidad, nuestros recuerdos, nuestras habilidades y nos convertiríamos en
poco mas que vegetales. Salvo en el caso de enfermedades crónicas graves como
el Alzheimer esto no suele suceder; pero si que es cierto que podemos hacer
mucho para mejorar nuestras memorias
(visual, auditiva, episódica, analítica, matemática, etc.)
Cuando tienes una semana de gran presión en el trabajo y es cuando
más centrado deberías estar, es justo cuando mayor sucesión de despistes y
olvidos encadenados tienes. Te preguntarás a qué se debe tamaño infortunio,
cuando sueles tener una memoria de elefante y eres el ser más responsable bajo
la capa de las estrellas. Pues, según algunas investigaciones, el estrés y la
adversidad debilitan la capacidad del cerebro para aprender y retener
información.
Para evitar que
el estrés te juegue una mala pasada en este sentido, olvida el típico remedio
de abuela de tomar rabos de pasa, ya que un estudio neurológico en ratones ha
encontrado otra solución a este problema: el ejercicio regular puede
contrarrestar esos efectos reforzando la comunicación entre las células
cerebrales. Y no hablamos de ‘ejercicio mental’, sino el de sudar la gota
gorda.
El ejercicio potencia el riego sanguíneo del cerebro, y la señalización
entre áreas cerebrales y cuanto más fuertes sean los mensajes entre las
neuronas, más fuertes y permanentes serán los recuerdos que guardan.
Sin embargo, esta conclusión se obtuvo tras observar a dos grupos
de roedores: uno sedentario y otro que corría en la rueda. Además, los animales
fueron sometidos a situaciones estresantes para intentar emular la ansiedad
laboral o de otra índole que puede vivir un ser humano en su vida cotidiana.
Tras esto se les introdujo en un laberinto para que aprendiesen el camino de
vuelta y así poder comprobar el funcionamiento de su sinapsis.
Los resultados mostraron que, tras tres días de estrés crónico,
las conexiones intracelulares de los roedores sedentarios eran mucho más
débiles, mientras que la sinapsis de los que hacían ejercicio en la rueda era
mucho más efectiva y fuerte, aun habiendo sido sometidos a estrés.
El ejercicio físico reduce el estrés y facilita el sueño y el
descanso que mejoran la memoria. Mejora tu salud mental y tu estado de ánimo.
Durante el ejercicio, su cuerpo libera sustancias químicas (endorfinas) que
pueden mejorar su estado de ánimo y hacer que se sienta más relajado. Esto
puede ayudar a lidiar con el estrés y reducir su riesgo de depresión.
Ayuda a mantener sus habilidades de pensamiento, aprendizaje y
buen juicio a medida que envejece. El ejercicio estimula a su cuerpo a liberar
factores de crecimiento, hormonas y otras substancias químicas que mejoran la
función de su cerebro.
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