La Universidad
de Utah (Estados Unidos) ha elaborado un estudio sobre la intensidad y el
tiempo que se dedica al ejercicio físico. Los resultados muestran que llevar a
cabo episodios breves de actividad física, realizada de forma vigorosa, pueden
tener el mismo efecto positivo o incluso superior que aquellos más moderados,
pero de mayor duración.
La profesora de "Estudios de la familia y del consumidor" de la Universidad de Utah, Jessie X. Fan, indica que “para prevenir el aumento de peso, la intensidad de la actividad es más importante que la duración. Este nuevo conocimiento es importante, ya que menos del 5% de adultos estadounidenses alcanzan el nivel recomendado de actividad física a la semana según las directrices actuales de actividad física. Saber que incluso sesiones cortas de ejercicios vigorosos pueden sumarse a un efecto positivo resulta alentador para la promoción de salud".
La actual directiva sobre actividad física para los estadounidenses aconseja conseguir por lo menos 150 minutos de actividad física, de intensidad moderada a vigorosa, a la semana, que puede acumularse en ocho a diez minutos periódicos. También está demostrado que resulta beneficioso subir escaleras, bajarse en una parada de metro o de autobús anterior a la de destino para caminar algo más de lo habitual.
El estudio muestra que una actividad de mayor intensidad se asoció con un menor riesgo de obesidad, algo que puede ser una noticia especialmente importante para las mujeres, que son quienes realizan menos actividad física frente a los hombres. Sin embargo, ninguno de los dos sexos se acercó a la recomendación semanal de 150 minutos con intervalos de ocho a diez minutos.
Sin embargo, cuando se añaden actividades más cortas, pero de alta intensidad, los hombres superaran la recomendación, acumulando una media 246 minutos semanales, y las mujeres se acercaron a los 144 minutos. Por ello, los investigadores señalan que el mensaje que lanza su estudio es “un poco más de esfuerzo puede generar una importante recuperación de la salud”.
En este proyecto participaron 2.202 mujeres y 2.309 hombres de 18 a 64 años. Los investigadores crearon cuatro categorías: Ejercicios de intensidad alta, episodios cortos de gran intensidad, actividades de menor intensidad y sesiones cortas de menor intensidad.
Los resultados demostraron que para las mujeres cada minuto que pasaban realizando actividades en episodios cortos de mayor intensidad se producía una disminución del 0,07 en el IMC. Esto significa que cuando se comparan dos mujeres de una altura de 1,68 metros, la que añade regularmente un minuto de ejercicio vigoroso a su rutina diaria podría perder cerca de 0,23 kilogramos diarios.
Las conclusiones resultaron similares para los hombres. También cabe destacar que para ambos sexos, cada hora diaria de actividad de mayor intensidad disminuye las probabilidades de obesidad (un 5% en mujeres y un 2% en hombres).
La profesora de "Estudios de la familia y del consumidor" de la Universidad de Utah, Jessie X. Fan, indica que “para prevenir el aumento de peso, la intensidad de la actividad es más importante que la duración. Este nuevo conocimiento es importante, ya que menos del 5% de adultos estadounidenses alcanzan el nivel recomendado de actividad física a la semana según las directrices actuales de actividad física. Saber que incluso sesiones cortas de ejercicios vigorosos pueden sumarse a un efecto positivo resulta alentador para la promoción de salud".
La actual directiva sobre actividad física para los estadounidenses aconseja conseguir por lo menos 150 minutos de actividad física, de intensidad moderada a vigorosa, a la semana, que puede acumularse en ocho a diez minutos periódicos. También está demostrado que resulta beneficioso subir escaleras, bajarse en una parada de metro o de autobús anterior a la de destino para caminar algo más de lo habitual.
El estudio muestra que una actividad de mayor intensidad se asoció con un menor riesgo de obesidad, algo que puede ser una noticia especialmente importante para las mujeres, que son quienes realizan menos actividad física frente a los hombres. Sin embargo, ninguno de los dos sexos se acercó a la recomendación semanal de 150 minutos con intervalos de ocho a diez minutos.
Sin embargo, cuando se añaden actividades más cortas, pero de alta intensidad, los hombres superaran la recomendación, acumulando una media 246 minutos semanales, y las mujeres se acercaron a los 144 minutos. Por ello, los investigadores señalan que el mensaje que lanza su estudio es “un poco más de esfuerzo puede generar una importante recuperación de la salud”.
En este proyecto participaron 2.202 mujeres y 2.309 hombres de 18 a 64 años. Los investigadores crearon cuatro categorías: Ejercicios de intensidad alta, episodios cortos de gran intensidad, actividades de menor intensidad y sesiones cortas de menor intensidad.
Los resultados demostraron que para las mujeres cada minuto que pasaban realizando actividades en episodios cortos de mayor intensidad se producía una disminución del 0,07 en el IMC. Esto significa que cuando se comparan dos mujeres de una altura de 1,68 metros, la que añade regularmente un minuto de ejercicio vigoroso a su rutina diaria podría perder cerca de 0,23 kilogramos diarios.
Las conclusiones resultaron similares para los hombres. También cabe destacar que para ambos sexos, cada hora diaria de actividad de mayor intensidad disminuye las probabilidades de obesidad (un 5% en mujeres y un 2% en hombres).
Estudio español con 1.345 pacientes En el
estudio han participado 1.345 pacientes de Salamanca, Valladolid, Barcelona,
Cuenca, Bilbao y Zaragoza que tenían entre 20 y 80 años sin patologías
cardiovasculares previas. El patrón circadiano tiende a descender más en
quienes hacen más ejercicio La actividad física se ha medido de dos formas. Por
una parte, se les preguntó a los pacientes cuánto ejercicio habían hecho la
semana anterior mediante un cuestionario estructurado y validado. La segunda
forma fue más empírica, ya que consistió en colgar un acelerómetro durante una
semana entera en el cinturón del paciente para medir la actividad física que va
realizando. Además, la intensidad del ejercicio se dividió en tres categorías:
poca, moderada y mucha. Esta clasificación ha sido muy significativa, puesto
que los resultados indican que los individuos que realizaron más actividad
física se comportaron mejor, es decir, a mayor cantidad de ejercicio, más baja
la presión arterial por la noche. "Estos sujetos tienen un 50% más de
probabilidades de que su patrón circadiano sea el adecuado con respecto a los
que no realizan actividad física", apunta Luis García Ortiz, ya que el
patrón circadiano "tiende a descender más en los sujetos que hacen más
ejercicio físico, sobre todo en la actividad moderada e intensa, ya que en la
actividad ligera no hay gran diferencia", señala.
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1922294/0/presion-arterial/nocturna/ejercicio-fisico/#xtor=AD-15&xts=467263
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1 comentario:
Thank you from management goes a long way.
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