Todos hemos oído la frase de que “la música amansa las fieras” dado que cierto tipo de música afecta a áreas cerebrales relacionadas con las emociones y con calmar la ansiedad.
En una noche de insomnio escuchar música nos ayuda a conciliar el sueño. Si uno se aburre, la musica es el mejor pasatiempo.Recientemente la medicina ha descubierto mas aplicaciones de la musicoterapia.
La
amígdala centromedial procesa la información
relativa a si algo es bueno o malo, agradable o terrorífico.
El núcleo acumbens por el
contrario se activa en situaciones de recompensa y placer.
La amígdala y
el núcleo acumbens se comunican entre sí a través de vías neuronales, de esta forma si hay un estimulo musical que activa las areas neuronales del placer, ello hace disminuir el nivel de activacion de las señales neuronales de la ansiedad y del miedo.
Los oídos perciben la música, pero son el cerebro y el sistema nervioso los que se impregnan de ella, tanto que incluso podría inducir un efecto casi anestesiante. Así lo apunta un trabajo que se acaba de presentar estos días en el Congreso Euroanaesthesia 2016 celebrado en Londres. El estudio demuestra que la relajación que produce la música no sólo reduce la ansiedad de los pacientes antes de entrar a quirófano, sino que supone niveles menores de sedación.
Este es uno de los contados experimentos que se han realizado en este sentido hasta la fecha. Como señala David Pestaña Lagunas, jefe del servicio de anestesia y reanimación del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, es verdad que "se trabaja con músicoterapia en un sinfín de unidades, como en Neurología y Psiquiatría, con pacientes con Parkinson, Alzheimer o Autismo, también en algunas UCI, como la del Hospital 12 de Octubre de Madrid y la nuestra". Sin embargo, apenas se ha evaluado su papel previo a una intervención quirúrgica.
Casualmente, entre los escasos trabajos existentes al respecto, se alza uno que se está desarrollando en el Hospital de Móstoles de Madrid. Hace apenas un año que dos enfermeras lo pusieron en marcha con la intención de confirmar su hipótesis: que una intervención musical preoperatoria disminuye el nivel de ansiedad.
"La ansiedad preoperatoria es
una de las experiencias más desagradables asociadas a la cirugía. Incluye
tensión y aprensión y activa el sistema nervioso autónomo, que provocará una
sensación de disconfort físico y mental. Además, "la activación
del sistema nervioso autónomo puede promover la activación de la vía
catecolaminas, lo que se traduce en un retraso de la capacidad
sanadora del organismo y un aumento del dolor postoperatorio percibido".
En agosto de 2015, la prestigiosa
revista 'The Lancet' se hizo eco de una revisión sistemática centrada en 72
estudios (que sumaban casi 7.000 participantes) que analizaba el impacto de la
música antes, durante y después de la cirugía. Dicho meta-análisis sugería que
"la música antes del quirófano podía reducir el dolor postoperatorio, la
ansiedad y las necesidades de analgesia", expone Carlos González Perrino,
anestesiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. No obstante,
no se identificaron diferencias en la duración del ingreso ni se analizaron los
efectos sobre las infecciones o el tiempo de cicatrización.
Parte de la anestesia en cirugía de ojos
En la misma línea, el estudio
presentado en Euroanaesthesia, y realizado por investigadores del Hospital
Universitario Cochin (París, Francia) comprueba el papel de la música en 62
pacientes antes de entrar a quirófano para una intervención de cataratas. "La
cirugía del ojo es particularmente estresante", apunta el
principal autor del trabajo, Gilles Guerrier.
Para comprobar las ventajas de
sumar música a la anestesis tópica (local), los participantes escuchaban
algunas piezas con auriculares durante 15 minutos antes de la operación.
"Seleccionamos canciones instrumentales con un ritmo decreciente y una
disminución progresiva del número de instrumentos participantes (diseñadas por
una empresa parisina -Care Music- expresamente para la prevención y el
tratamiento del dolor, la ansiedad y la depresión)", relatan los
autores.
La relajación inducida por la música duraba alrededor de 60 minutos
después de la experiencia. Comparando con el grupo que no escuchó música, el
nivel de ansiedad era de 23 sobre 100, no de 65 sobre 100. Es decir, se reducía
más de la mitad.
La experiencia española
La peculiaridad del trabajo
español, señala una de la autoras del mismo, es que antes de probar con los
pacientes, "realizamos un análisis sobre elementos musicales que
intervienen en la modulación de los parámetros fisiológicos del individuo, es
decir, el tempo o la velocidad, la tonalidad, la escala, la intensidad y el
timbre". Por ejemplo, un tempo adecuado oscila entre 53 y 105 pulsos por
minuto, "ya que es la velocidad fisiológica a la que late el
corazón".
También es más recomendable "la escala mayor, por ser más
alegre y estar relacionada con sentimientos de felicidad, alegría y optimismo.
Conviene que haya pocas alteraciones en la escala, que el timbre sea el piano
(capaz de hacer dos voces sin la distracción de varios instrumentos) y que los
decibelios sean los equivalentes a una conversación, en torno a 50-80".
El
motivo de una intensidad no muy alta es que el paciente no deje de escuchar ni
se aisle del contexto real en el que se encuentra en la sala de preanestesia.
De ahí que en este trabajo se descarten los auriculares. "Inhibir
de estímulos externos al paciente puede generar ansiedad y sesgar resultados,
mejor música ambiente".
Por esta razón, en la sala de
preanestesia en la que se está desarrollando este experimento hay altavoces
conectados a un ordenador. Desde las 08.00 de la mañana hasta las 14.30 se
escuchan piezas musicales seleccionadas con los criterios previamente
definidos. "Todas son canciones a piano. De las 38 pistas musicales que
hemos seleccionados, muchas son versiones de bandas sonoras como El Rey León,
la Bella y la Bestia y El Señor de los Anillos".
La música calma
Los pacientes van entrando y pasando
a la sala de operaciones, el tiempo de estancia es variable, pero las
enfermeras tienen estipulado tomar mediciones al inicio y a los 20 minutos.
"Tomamos nota de la tensión, la frecuencia cardiaca, la respiratoria y la
saturación del oxígeno en sangre". También se valoran las respuestas a
unos cuestionarios de ansiedad, dolor, estado de ánimo y satisfacción. Hasta la
fecha, han participado en el estudio 70 personas, de las 360 que tienen como
objetivo (entre 18 y 75 años, sobre todo sometidos a operaciones de
traumatología, digestivo y urología -se descartaban pacientes psiquiátricos, de
urgencias, de otorrino y con trastornos de dolor crónico-).
Aunque aún no se pueden extraer
conclusiones, parece que entre los pacientes que escuchan música y los que no
lo hacen hay una diferencia de unos 12 mm de mercurio en la presión sistólica,
también tienen menor número de respiraciones. En cuanto a los cuestionarios,
"parece que los primeros puntúan más bajo en ansiedad y se
encuentran más relajados". Lo ideal, agrega la enfermera,
"sería ir más allá, valorar el efecto de esta calma en el uso de sedantes
y analizar el efecto de la música a nivel intraoperatorio".
La música, expone de Antonio,
"tiene un efecto psicológico y es capaz de distraer de una situación
emocional interna puntual, también ayuda a reducir la agitación sensorial y al
generar más endorfinas, produce menor sensación de dolor". Al final, se
trata de evadirse de toda percepción negativa relacionada con la intervención.
Extraido de:
1 comentario:
Thank you for providing such a valuable information and thanks for sharing this matter.
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